Si la ayuda y la salvación han de llegar sólo puede ser a través de los niños. Porque los niños son los creadores de la humanidad.

Maria Montessori

lunes, 27 de febrero de 2012

Leyenda de Sant Jordi

Dice la leyenda de Sant Jordi que hace mucho tiempo había un dragón monstruoso, con las garras largas aliento de fuego. 
 

Este dragón hacía huir al pueblo, mataba la gente con su aliento se comía las personas vivas.  Los ciudadanos, sin ninguna solución a este problema, decidieron darle dos ovejas  cada día per para llenar su barriga.  
 
Cuando acabaron las ovejas, le dieron vacas  ,bueyes y todos los animales que tenían, hasta que se quedaron sin. 
Entonces el Rey convocó todo el pueblo a una reunión, donde decidieron que, harían un sorteo y le darían al dragón, una persona cada día, porque se la comiese. 
Un día, por mala suerte, le tocó a la hija del rey, y él todo lloroso dijo:
 – Perdonad a mi hija y, a cambio, os daré todo mi oro, mi plata y la mitad de mi reino, pero os lo pido por favor, dejad a mi hija.  
 
La gente del pueblo, se negó, ya que el dragón ya se había comido, hijos, padres, abuelos, tíos y tías. 
El Rey pidió ocho días para llorar a su hija, antes de que el dragón la comiera. 
Llegado el día, el rey la vistió y la dejó delante de la cueva cerca del dragón. 
Pero de repente, cuando el dragón, ya abría su gran boca para comerse de un mordisco la princesa, apareció, cabalgando sobre un caballo marrón y con su lanza y su escudo dorados, el caballero Sant Jordi, para salvar a la princesa de las garras de aquel enorme dragón.  
 
 Aquel caballero alzó su larga lanza de una vez embistió el dragón, que cayó al suelo desplomado, con la lanza clavada en el centro del corazón.  
De repente, de la sangre del dragón que le caía cuerpo abajo salió un rosal, con unas rosas que brillaban con el esplendor del sol, y de repente, el caballero Sant Jordi en cosechó una, la más bonita de todas, fue a la princesa y le dio en señal de amor.
 

El rey le pidió que se casara con su hija y que le daría todo su oro y la mitad del reino.
Pero el caballero agradeciendo el ofrecimiento, marchó sobre su caballo diciendo que debía continuar con su labor de caballero matando monstruos y entregando de daño a la gente del mundo.
Desde aquel día la gente del pueblo vivió tranquila. 
Es por eso que el día de Sant Jordi los hombres regalan una flor a la persona que más quieren, y las mujeres un libro.

 



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